Milán, sofisticada pasarela de la moda
Hay parejas de palabras indisolubles, binomios cuya separación deja siempre huérfanas a las partes. Milán y moda ejemplifican esas formulaciones casi alquímicas. Y es que la entronización de la ciudad más cosmopolita de Italia como capital de la moda se produjo en 1971, cuando los desfiles más importantes del país, que desde 1951 tenían lugar en Florencia, se trasladaron aquí.
Está siendo un reinado largo que la ciudad sigue proyectando al mundo cada día. Nada más aterrizar en el aeropuerto de Linate, el neón de Emporio Armani brilla entre la neblina milanesa como una tarjeta de presentación luminiscente, la mejor bienvenida para los fashion victims que recalan en la capital. Es en sus calles donde se confirma que sus habitantes viven un pacto perpetuo con la cultura de la moda, una pose de maniquí que se proyecta de la forma más cotidiana, ya sea cumpliendo con el rito vespertino del aperitivo, recorriendo la galería Vittorio Emanuele II o asistiendo al Teatro alla Scala. Es en el quadrilatero della moda, formado por Via Montenapoleone, Via Sant’Andrea, Via Monzani y Via della Spiga, donde la quintaesencia del binomio moda-Milán adquiere todo su sentido al compás del vaivén de las bolsas de Versace, Gucci, Prada o Dolce & Gabbana.
No obstante, una progresiva dispersión de los escenarios clásicos de la moda en la ciudad ha permitido la eclosión de un buen puñado de barrios milaneses, en los que la pasión por el diseño de jóvenes creadores y marcas consagradas han encontrado su particular laboratorio de tendencias. Sin ir más lejos, Brera, entre los Giardini Pubblici, la Stazione Centrale y la Pinacoteca donde descansa el famoso escorzo del Cristo yacente de Mantegna, destila bohemia y elegancia entre sus calles peatonales y sus tiendas de ropa de segunda mano. Cierto que los artistas de vanguardia han desertado del Montmartre milanés y que el Café Jamaica (Via Brera 32), fundado en 1921 y punto de encuentro de los pintores de Brera, hoy está conquistado por jóvenes tras las últimas tendencias, pero eso no importa; calles como Corso Garibaldi o Via Solferino siguen insuflando una energía de muchos quilates aderezada por un pujante protagonismo en el panorama de la moda.
El mejor ejemplo de este nuevo rol del barrio es el ecléctico Corso Como, 10. Desde su apertura en 1991, este centro, que incluye un fantástico bookstore, una galería de arte y un restaurante, es uno de los enclaves más modernos de Milán, siempre frecuentado por una parroquia de diseñadores, modelos y amantes del estilo made in Italy. No es ésta la única coordenada donde la moda brilla con luz propia en Brera. Los jóvenes talentos de la costura milanesa tienen en Atribu (Corso Garibaldi 4) su primer escaparate, mientras que nombres propios de la alta costura como Lorenzo Riva (Via Brera 7) también han encontrado en Brera su fuente de inspiración y de trabajo. Algo más al sur de la ciudad, los rastreadores de tendencias en moda, pero también en ámbitos como el interiorismo o el arte, están de enhorabuena.
El barrio de Ticinese es una bocanada de autenticidad que, como Brera, ha cautivado a toda una nueva generación de artistas, estudiantes e intelectuales gracias a su atmósfera viva.
Partiendo de la estación de metro de Porta Genova, calles como Via Tortona son ya el laboratorio más moderno de la urbe, con un sinfín de escenarios donde jóvenes valores de la moda milanesa proyectan su creatividad. Trufado de restaurantes con encanto, showrooms y estudios de fotografía, en Ticinese se encuentran los navigli, canales con el sello de Leonardo da Vinci hoy reducidos a dos: el Naviglio Pavese y el Naviglio Grande, escenario, el último domingo del mes, del Mercato dell’Antiquariato.
Estos canales, hoy surcados por puentes de hierro pespunteados de grafitis, son una metáfora del tránsito del barrio entre la modernidad y una añeja ruralidad milanesa.
Y es que además de una retahíla de anticuarios y de paraísos para los nostálgicos como Il Discomane (Alzaia Naviglio Grande 38), un ensueño para los apasionados de los discos de vinilo, Ticinese es un big bang de ideas y moda agazapado tras los patios interiores de sus casas con balaustradas, y la belleza de San Lorenzo Maggiore, una basílica del siglo IV. No es de extrañar que ya muchos hablen de este barrio como el subquadrilatero d’oro, sobre todo tras el desembarco en Corso de Porta Ticinese de firmas como Custo Barcelona, Carhartt o Fornarina. Para los amantes de las tiendas de ropa con estilo, Ticinese ofrece propuestas como Biffi (Corso Genova 6), una boutique proyectada por el arquitecto Gae Aulenti con lo último en accesorios para el hombre y la mujer, o los tejanos personalizados de Diesel Concept Store (Corso Porta Ticinese 44), donde es
Para los puristas de la moda, en el barrio de Ticinese la referencia es la Fashion Work Library (Via Vigevano 35), una buena excusa para, de paso, además de conocer lo que se cuece en los talleres de la alta costura de Milán, recrearse en las especialidades de la clásica Rinomata Gelateria (Ripa di Porta Ticinese 1), el armani de los helados artesanales del barrio.
Así es este nuevo escenario de Milán, un rincón entrañable en el que la pasión local por la moda camina con firmeza sobre las aguas de los navigli.
De moda:
Tessuti Mimma Gini (Via Santa Croce 21). En esta antigua casa del siglo XVIII, su propietaria, Mimma, ofrece la colección de tejidos importados de la India más sublimes.
Merù (Via Solferino 3) Las joyas de los hermanos Merù, oriundos de Cerdeña, no dejan a nadie indiferente gracias a sus inigualables diseños.
Cavalli e Nastri (Corso di Porta Ticinese 46). La catedral de la moda vintage chic en Ticinese, con verdaderos tesoros de Chanel, Pucci o Valentino aunque a precios no aptos para todos los bolsillos.
La Vetrina di Beryl (Via Statuto 4). La zapatería más extravagante de la ciudad, con piezas multicolores y oníricas, diseñadas por creadores de lo más variado. A partir de 100 euros.
Corso Como, 10. Uno de los epicentros de la vanguardia milanesa. Firmas famosas se mezclan con nuevos diseñadores de ropa, accesorios y objetos de diseño.
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