Alicante, un mar de palmeras
Más de dos mil años de historia arropan a la verde, mítica y árabiga Elche desde que fue colonia romana hasta nuestros días. Hoy es la capital europea de la cultura íbera
LA UNESCO ha “premiado” a Elche con dos Patrimonios de la Humanidad un tanto especiales: por las representaciones del Misterio, un drama cantado del siglo XIII; y por el conjunto de su Palmeral, el mayor bosque de palmeras de Europa. Estos dos avales internacionales prueban sus extraordinarias cualidades. No es posible entender Elche y sus gentes sin comprender el porqué de su explosión demográfica y su potente atractivo inmigratorio. Sus más de 200.000 habitantes son fruto de una inmigración masiva producida por el desarrollo de su industria zapatera y la audacia y el espíritu emprendedor de sus empresarios.
Elche, 20 km al suroeste de Alicante, reposa en una llanura cruzada por las últimas estribaciones montañosas del Sistema Bético. Su primer asentamiento fue de origen ibérico, pero fueron los musulmanes quienes, antes de pasar en 1296 a la Corona catalano-aragonesa, trasladaron su emplazamiento hasta su ubicación actual, fortificándola y rodeándola de palmeras para asemejarla a La Meca.
Para conocer la genuina esencia de Elche hay que empezar el recorrido por El Huerto del Cura, a la entrada de la ciudad. En una extensión de más de 13.000 m2 se alzan armoniosamente más de un millar de palmeras e innumerables plantas mediterráneas y tropicales distribuidas en un ambiente de tranquilidad y reposo. Aquí se encuentra la llamada Palmera Imperial, ejemplar único de ocho brazos nacidos de un mismo tronco que los alimenta.
Pero las palmeras en Elche no son sólo paisaje y jardín aislados, forman parte de la ciudad, y esta simbiosis se sigue manteniendo en notable sincronía. Tanto es así que muchos edificios y dotaciones públicas se levantan en medio de un auténtico mar de palmeras, con una perfecta integración de los espacios habitados con los huertos, formando una combinación de refrescante estética. El Palmeral en su conjunto, que cuenta con más de 200.000 ejemplares en todo el término municipal, es el mayor patrimonio natural que posee Elche.
Si accedemos al centro histórico de Elche, declarado Conjunto Artístico Nacional, encontramos el Palacio de Altamira, también llamado Alcázar de la Señoría, construido en 1557 con lujosos interiores sobre los restos de una de las puertas de las murallas ilicitanas de origen islámico. Muy cerca se alza la Torre de Calahorra, una puerta-rastrillo de la muralla con puente levadizo sobre uno de los numerosos canales que cruzaban la ciudad para el riego de sus huertos. Edificada por los árabes como defensa de la urbe, se situaba junto a la vía romana Hercúlea. Se la conoció como Calahorra a partir de Jaime I, pues significa “fortaleza horra” (libre, franca) cuando dejó de ser puerta para convertirse en torre.
Siguiendo este paseo llegamos a la Basílica de Santa María, que vio colocada su primera piedra en el solar de la anterior iglesia en julio de 1673, y la última en 1784. Es internacionalmente conocida por albergar la representación del drama sacrolírico de El Misterio. Más adelante, en el Carrer Major de la Vila se encuentran el Hospital de la Caridad junto a la Ermita de San Sebastián, desde donde salen tradicionalmente los cantores del Misterio ataviados con sus trajes. Finalmente, un paso por Elche no puede terminar sin visitar el Nuevo Museo Arqueológico con interesantes restos ibéricos. Sin embargo, no encontrarás el más importante de todos, la Dama de Elche. Este busto, descubierto en 1897, se expone en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid para mayor disgusto de todos los ilicitanos.
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